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Práctica

Un fósil cósmico

Pese a su cercanía, M4 en la constelación de Escorpio no es una observación sencilla que se diga. Pero, sin duda, merece la pena el esfuerzo.

M4 es uno de los cúmulos globulares más cercanos. Rudolf Dobesberger M4 es uno de los cúmulos globulares más cercanos. Rudolf Dobesberger

Escorpio es una constelación muy rica en nebulosas luminosas y cúmulos estelares. Por eso es el objetivo de tantos observadores y astrofotógrafos. Sin embargo, no es fácil de ver desde el centro de Europa. Son pocas las noches durante el año que ofrecen la combinación necesaria de buena visibilidad en el horizonte, suficiente oscuridad y un cielo despejado. Cuando se da, objetos como el luminoso cúmulo globular M4 ejercen una fuerza casi magnética sobre el observador.

M4 fue descubierta en algún momento entre 1745 y 1746 por Philippe Loys de Chéseaux e incluida en el catálogo de Charles Messier en 1764. El propio Messier llegó a resolverlo en estrellas individuales muy tenues, por lo que se convirtió en el primero en lograrlo con un cúmulo estelar globular.

Cúmulos globulares prácticamente en la puerta de casa

A una distancia de unos 7200 años luz, M4 es el cúmulo globular más cercano que podemos observar con instrumentos no profesionales. No fue hasta 2006 que se descubrió con infrarrojos otro cúmulo aún más cercano, a 4900 años luz: FSR 1767. Con sus 12 200 millones de años de antigüedad, en realidad lo que estamos viendo es un fósil cósmico: todas las estrellas del cúmulo parecen tener una edad igual de avanzada y, por lo tanto, se habrían formado originalmente de la misma manera. Como ocurre con todos los cúmulos globulares, M4 rodea el centro de la Vía Láctea en una órbita ancha y atraviesa una y otra vez el disco galáctico. En este proceso generalmente se pierden numerosas estrellas del cúmulo, por lo que con el paso del tiempo M4 ha ido perdiendo potencia lumínica. Además, hoy en día, su luz ha perdido entre una y dos magnitudes debido al medio interestelar.

Todo depende del lugar

Así se ve este cúmulo globular con un telescopio pequeño de 70 mm a 56 aumentos. R. Stoyan Así se ve este cúmulo globular con un telescopio pequeño de 70 mm a 56 aumentos. R. Stoyan

En el hemisferio sur, si las condiciones de observación son óptimas, M4 se puede ver a simple vista como una tenue mancha directamente junto a Antares. En Europa Central, su escasa altura sobre el horizonte y el crepúsculo de medianoche dificultan su observación, por lo que definitivamente se necesitan unos binoculares para ver una inequívoca bola nebulosa en un bello contraste contra los tonos anaranjados de Antares. Su observación con telescopio también depende mayormente del lugar que se elija para ello. Mientras que en el sur basta con una apertura de entre 120 y 150 mm para resolver el cúmulo en estrellas individuales, en el centro de Europa se necesitan aperturas de 200 mm. La característica más reseñable de M4 es una barra alargada de estrellas más luminosas que atraviesa todo el cúmulo.

A solo medio grado al noreste, encontramos NGC 6144, otro cúmulo globular, solo que esta vez bastante más tenue. Los astrofotógrafos a menudo retratan M4 junto con la colorida región de Rho Ophiuchi/Antares, una de las imágenes más espectaculares de todo el cielo.

Autor: Matthias Juchert / Licencia: Oculum-Verlag GmbH